miércoles, 17 de julio de 2013

DJANGO SIN CADENAS

El género del western fue uno de los más redituables en la época dorada de Hollywood, muchos de los grandes íconos del cine mundial participaron en este género, es más, se podría decir que Hollywood construyó gran parte de sus leyendas con el cine de vaqueros, desgraciadamente en los últimos años es un género de capa caída, un cáncer para la taquilla y algo muy asociado al pasado, el último gran western que se estrenó en los cines fue “Open Range” de Kevin Costner hace casi 10 años.
 
Fue tan grande la influencia de los vaqueros en el cine que casi todas las cinematografías mundiales hicieron sus propios westerns, siendo los más famosos los provenientes de Italia y bien nombrados; “Spaghetti Westerns”, de esa ola nacen figuras como Clint Eastwood y Sergio Leone, dos personalidades que están en el olimpo de la historia del cine. En México también hubo una influencia de este cine posicionando figuras como Hugo Stiglitz, Rodolfo de Anda y Jorge Luke.
 
En general, no hubo un país que no hiciera sus películas de vaqueros, lamentablemente se sobre exploto el estilo y ahora esta prácticamente muerto, aunque esperen, el genio Quentin Tarantino acaba de hacer una de vaqueros y ha ganado más de 200 millones de dólares en todo el mundo con esta, tal vez el género este a punto de revivir.
 
La historia está ambientada en el Sur de los Estados Unidos, dos años antes de estallar la Guerra Civil. El Dr. King Schultz (Christoph Waltz) es un cazarrecompensas de origen alemán que sigue la pista de unos asesinos: los hermanos Brittle. Para lograr su objetivo busca la ayuda de un esclavo llamado Django (Jamie Foxx). El excéntrico Schultz compra (por así decirlo) a Django bajo la promesa de dejarlo en libertad una vez que hayan capturado a los Brittle, vivos o muertos. Después de llevar acabo su misión con bastante éxito, ambos deciden no separarse y seguir juntos su camino como cazarecompensas. Django perfecciona su destreza como cazador con un único objetivo: encontrar y rescatar a Broomhilda (Kerry Washington), la esposa que perdió hace tiempo en el mercado de esclavos. La búsqueda de Django y Schultz finalmente los lleva hasta Calvin Candie (Leonardo Di Caprio), sádico e ignorante propietario de la infame plantación Candyland. Django y Schultz exploran las instalaciones y despiertan las sospechas de Stephen (Samuel L. Jackson), el esclavo de confianza de Candie.
 
Durante muchos años Tarantino estuvo tentado a filmar un western, incluso en dos de sus anteriores filmes (“Kill Bill” e “Inglourious Basterds”) dotaba la historia con elementos de ese género, ya fuera el caso de la música, ó los encuadres, ó las situaciones, finalmente en su último proyecto pudo realizar su sueño, y cabe destacar que sin duda se nota el amor que siente este director por el cine de vaqueros.
 
Sus virtudes son muchas, pero para empezar, hablare del guión. Por lo general los guiones de Quentin son de lo mejor que pulula en la industria Hollywoodense, el esquema de sus historias es inigualable, muchas veces imitado pero jamás igualado, sus diálogos son geniales y sobre todo, originales, dotando a los personajes de un aire único e irrepetible, es por eso que los personajes de sus cintas son de los puntos más fuertes de su cine, de su pluma han salido personajes increíbles y maravillosos como: Mr. Blonde (Michael Madsen) de “Perros de Reserva”, Vincent Vega (John Travolta), Jules Winfield (Samuel L. Jackson) y Mr. Wolf (Harvey Keitel) de “Pulp Fiction”, Ordell Robie (Samuel L. Jackson) y Louis Gara (Robert de Niro) de “Jackie Brown”, The Bride (Uma Thurman) y Bill (David Carradine) de “Kill Bill”, Stuntman Mike (Kurt Russell) de “Death Proof”, Hans Landa (Christoph Waltz) y Aldo Raine (Brad Pitt) de “Inglourious Basterds”.
 
En esta nueva película hay varios personajes que pasaran a la historia, así como las actuaciones, personajes como el Dr. King Shultz (Christoph Waltz), Calvin Candie (Leonardo Di Caprio) y Stephen (Samuel L. Jackson) se llevan la película, son personajes meticulosamente preparados y soberbiamente interpretados, los actores se posesionan del personaje y nos hacen olvidar que están actuando, aunque es obvio aclarar que si en el guión no existieran, los interpretes no hubieran realizado tal trabajo, aquí esta la prueba de la perfecta armonía que puede existir entre un gran personaje escrito y un gran personaje interpretado.
 
Quien menos reflectores ha tenido de esta tercia de actorzazos es Samuel L. Jackson, su papel del ladino Stephen es igual de buena que la de Waltz y Di Caprio, y recomiendo ponerle atención pues es muy importante en la trama, se podría decir que la primera parte de la película le pertenece a Christoph Waltz, la segunda parte le pertenece a Leonardo Di Caprio y la última a Samuel L. Jackson. Desgraciadamente Jamie Foxx y Kerry Washington no están a la par de sus compañeros de reparto, esto no quiere decir que actúen mal ni mucho menos, pero teniendo a esos tres a un lado, la verdad es que fueron eclipsados completamente, y en defensa de Foxx diré que aunque el papel hubiera sido interpretado por Will Smith (como en un principio estaba pactado) poco ó nada sería diferente, pues desde el guión son más cuidados y tienen más matices los otros personajes.
 
Los cameos y actuaciones especiales son divertidas y están ahí para los conocedores ó amantes del género (no dire algunas para que el público se sorprenda y alegre al verlas), en lo personal me gustó el papel de Don Johnson y sobre todo la aparición del original Django; Franco Nero, compartiendo escena con el nuevo, esa escena en la que aparece por primera vez el personaje de Di Caprio es una escena que se recordará por siempre, gracias a esta reunión de Djangos.
 
La puesta en escena de la película es exquisita, es un western que contiene todos los paisajes que se han visto en una cinta de estas características, desde el típico pueblo vaquero, la cantina del pueblo, las montañas, los prados, y se le injerta el lado sureño con las plantaciones de algodón y las grandes haciendas de la época. La fotografía de Robert Richardson es una vez más (ha sido fotógrafo de “Inglourious Basterds” y “Hugo” entre otras) magnífica, dotando el film de un colorido inusual pero que no desentona para nada, la dirección de arte y el vestuario son exactos y perfectos (hay cuestiones de anacronías como los lentes de sol de Django, pero esto es apropósito y no un error como puede parecer en un principio).
 
La dirección por parte de Quentin es como podría esperarse; increíble, una vez más vemos todos sus sellos característicos; las conversaciones extensas y originales, los fogonazos de violencia desmesurada, el aire retro y los constantes homenajes a todo aquello que respeta e idolatra, y un estilo visual digno de quien tiene un conocimiento enciclopédico del medio, su historia y su técnica.
 
Mucho ha insistido el director que más que un western, este es un southern, pues se ubica en el sur de los Estados Unidos y esta muy enmarcado en el tema de la esclavitud y el racismo de ese sector del país vecino. Esto del esclavismo ha desatado algunas controversias, pues hay quienes dicen que la cinta es racista por su forma de retratar un tema tan delicado, lo único que puedo decir es que no se puede tomar en serio, pues como siempre el cine de Tarantino es una fábula, una fábula que existe en su propio universo, donde las anacronías (como los lentes de sol de Django), la violencia estética y las conversaciones aparentemente sin sentido convergen en un solo espacio, espacio que es dotado y elevado por la grandiosa música, como siempre, la música juega un papel primordial y demuestra la perfecta simbiosis entre música e imágenes que siempre ha existido en los proyectos de Quentin.
 
Además, en esta ocasión hay más comedia en la historia que en otras ocasiones, aunque el cine de Quentin no es principalmente sombrío, esta vez hay una vena más cómica que en sus anteriores proyectos, pero sus partes violentas y emocionantes siguen muy presentes. A destacar la extraordinaria escena de la cena en casa de Calvin Candie, un ejemplo claro de tensión y del manejo que tiene de los personajes y el ritmo de la historia, es una escena de casi media hora que ocurre en una sala y donde todos los actores principales no hacen más que hablar, incluso es “el momento” de Di Caprio.
 
El único pero que puede tener esta cinta es que en su clímax, después de la cena en casa de Calvin Candie, pareciera que la historia se alarga innecesariamente, pues todo parece haber terminado en ese momento y de la manga el director se saca otra media hora más, esta es una cuestión de gustos, a mí en lo personal me gustó este alargamiento pues yo quería seguir viendo más, pero no dudo que hay quienes vean muy estirado el argumento en ese momento.
 
En conclusión, esta es una de las cintas más divertidas del director, sus casi tres horas se pasan volando, es uno de los mejores guiones que ha escrito; con algunos de los mejores personajes que ha creado, tiene un ritmo ágil y entretenido, bordeando constantemente entre la comedia, la acción y ese estilo tan particular que tienen todas sus películas, en lo personal, la mejor película del año por la suma de sus conjuntos.
 
Titulo Oiginal: Django Unchained
 
Director: Quentin Tarantino
 
Actores: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo Di Caprio, Kerry Washington, Samuel L. Jackson, Don Johnson
 
Calificación: 10
 
En 2 Palabras: Espectacular y Entretenida
 
Curiosidades: Kevin Costner iba a interpretar un personaje de nombre “Ace Woody”, quien era el personaje que entrenaba a los esclavos de CandyLand para pelear, por su compromiso en la nueva película de Superman no pudo, entonces el papel cayó en manos de Kurt Russell quien terminó por tampoco hacerlo debido a que nunca se puso de acuerdo con Quentin sobre lo que ambos querían del personaje, tambien Sacha Baron Cohen y Joseph Gordon Levitt iban a interpretar otros pequeños personajes y por problemas de agenda tampoco pudieron.


TWITTER: @FdoSantoyoTello

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