LAS BODAS DE MIS EX

Hace poco por aquí reseñé Gran Piano (Eugenio Mira, 2014) un thriller con sus defectos pero efectivo en general, ahí comentaba que el cine español tiene un repunte desde hace unos años, y para más pruebas, ahora nos llega una comedia para demostrar que en el país ibérico saben abordar géneros de manera efectiva, no siempre original, pero si cumpliendo expectativas y sobre todo, divirtiendo al respetable público.

 

El director Javier Ruiz Caldera se esta forjando un nombre en Europa como un director de comedias infalibles, con mucha influencia del cine yanqui, pero aportándole el sabor español necesario para darle su propia identidad, en este sentido les recomiendo su anterior cinta; Promoción Fantasma (2012) un claro homenaje al cine de John Hughes y de los ochentas, esta cimentando un camino dentro de la comedia que además puede traspasar las fronteras, ya que su cine hasta la fecha es muy universal, apreciable por la mayor parte del público, esto aunque tenga su sabor europeo muy marcado.

 

 Ruth (Inma Cuesta), es una joven investigadora en una universidad, distraída pero muy simpática, se le viene una racha increíble cuando recibe la invitación a las sucesivas bodas de sus ex; un negado al compromiso, un surfista que pasa mucho tiempo en estado inconveniente y un transexual convertido en una hermosa mujer. Tres ex novios para tres bodas. Un combo explosivo para Ruth, que tendrá que enfrentarse a su pasado y decidir con quién quiere compartir su futuro; un serio doctor un tanto apagado ó su joven asistente lleno de chispa y simpatía.

 

Con esta cinta pasa algo muy curioso; es previsible, es un clon de cualquier comedia romántica gringa y no cuenta nada nuevo, pero funciona a la perfección, y me atrevo a decir que funciona mejor que cualquier contraparte de estados unidos, en gran medida por un guión bien estructurado, que le pone especial atención a la construcción de sus personajes, sobre todo el de la protagonista, y aunque estas construcciones son sumamente básicas es un acierto de principio a fin.

 

 

Sus constantes gags de humillación hacía la protagonista son muy eficaces y aderezan una trama con los concebidos clichés del género que se rescata gracias a estos golpes de genialidad cómica y a la actuación de su actriz principal Inma Cuesta, que afronta con aplomo hasta las escenas más vergonzosas en las que se ve inmiscuido su personaje. El elenco de apoyo también aporta su granito de arena, destacando principalmente Berto Romero como el pusilánime novio con miedo al compromiso y Rossy de Palma como la madre de la protagonista.

 

En conclusión, sin ser un neófito de las comedias españolas, puedo decir libremente que esta es una de las mejores comedias de aquel país, es divertida, hilarante por momentos, con su buena dosis de cursilería y demás ñoñadas propias del género, pero que se dejan ver gracias al estupendo elenco y a una fotografía lo bastante bella para apreciar ciertos espacios interesantes del país ibérico. Si el cine español sigue haciendo este tipo de productos, a mí no me interesaría que sigan intentando copiar a la industria Hollywoodense.

 

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